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lunes, 15 de abril de 2013

El milagro y en el momento justo…lo haces tú


Yo mismo podría haberlo escrito y haberlo expresado como lo he leído en un artículo de Graciela Large de 7 de octubre de 2012. Sí, podría haberlo escrito y con las mismas palabras, porque coinciden tiempos de dedicación y experiencias con los clientes que asisten a consulta.
Habla del cambio…; de ese cambio que nadie quiere hacer pero que a muchos se les presenta en sus vidas y aceptan esa oportunidad que les vuelve a brindar para adaptarse. Y ellos creen que es un milagro, cuando realmente son sus mentes, sus corazones y todo su ser los que se han movilizado para crear un mismo yo igual y distinto que aprovecha la fuerza del viento, del suceso, para acomodar sus espejos de forma que, en esa nueva posición, logren captar el sol necesario para calentar sus corazones enfriados por la zozobra. Y lo hacen, lo viven, lo logran al poner su energía y voluntad a trabajar para ellos mismos buscando el principio de la autoconciencia y el autoconocimiento.

"De las personas que vienen a mi consulta admiro dos cosas: se adaptan a lo que pide la situación, y se aceptan a sí mismos. Su propósito es cambiar. Y saben que tal como están ahora no es lo que quieren.

La herramienta es el autoconocimiento. Permite desmotar creencias limitadoras, y sobre todo, encontrarse con la zona en penumbra, lo que, a la larga es el origen soterrado de nuestras crisis, sean afectivas, laborales o personales.

Cierto que un primer momento, la tentación es asociar esa penumbra a algo malo, que además parece que soy yo. Sin embargo, consiguen ir más allá. En ocasiones en una sola consulta algo ha resonado dentro de ellos que les ha llevado a conectar con el Yo puedo salir de esta situación.

Y cada vez que sucede me sorprende.

También me ocurre, que cuando pasado unos años sin contacto y les vuelvo a ver, compruebo que han construido su vida, enriqueciéndola de matices que en un primer momento eran insospechados por ellos mismos.

Me enseñan algo fundamental: el amor por la vida, y de lo que reciben, toman aquello que necesitan. Mi función es facilitar una información que cada uno sitúa en perspectiva, como quiere y puede.

Y cuando esto sucede, aunque la situación haya sido salir de una agorafobia, o una infidelidad que parecía que mandaba todo al traste, o el superar el vivir sumido en una depresión, compruebo que cada uno hace el milagro.

Lo que más admiro de las personas que vienen a consulta es su libertad para asumir riesgos con independencia de lo que aprenden, y sobre todo, el apostar por lo que quieren.

El propósito con el que conectan en el proceso, a partir del autoconocimiento, les da la fuerza para transformar paso a paso aquellas cosas que un principio les limitaban, o para potenciar otras.

Llevo doce años en este proceso de acompañar a las personas y desde el primer instante me siguen sorprendiendo. Al principio tenía algún conocimiento, ahora tengo algo más, y unas cuantas herramientas, y pese a todo, confirmo que son ellos quienes hacen el trabajo.

Y es cierto. Mi propia experiencia me dice que los cambios son como un motor personal que nos sintonizan a uno mismo y a la propia realidad, y son consecuencia de un propósito único que sólo lo entiende y lo descifra quien lo tiene. Y es el tesoro escondido en cada uno de nosotros.

Sin embargo, una palabra, una frase, o una vivencia pueden desencadenar procesos favorables en otras personas, al despertar ese propósito. Y también, esa capacidad de estar en el momento justo, es la cualidad que más admiro en quienes se dedican a acompañar a otros, sea cual sea su actividad.
Algo que hace un terapeuta, un padre o una madre, y también un maestro. Viene bien tenerlo presente."

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